lunes, 7 de noviembre de 2016

Lugares Turísticos.

Playas.

  • Anakena.

La principal playa de la Isla de Pascua y a la que podríamos llamar una playa paradisíaca enclavada en un paisaje idílico, se encuentra a 18 kilómetros de Hanga Roa, siguiendo la carretera que atraviesa la isla. Con un mar calmo de color turquesa cristalino, la playa cuenta con finas arenas blancas e incluso palmeras cocoteras (importadas de Tahití en la década de 1960) que proveen de sombra a sus visitantes.

Anakena-Isla-de-Pascua

Es ideal para el baño en cualquier época del año, ya que la temperatura de sus aguas oscila entre los 24°C en verano y los 18°C en invierno. Sin animales peligrosos en el agua y con unos niveles de luminosidad increíbles que permiten distinguir peces de colores a simple vista, Anakena es todavía una playa bastante virgen, con pocos bañistas, sobre todo durante la mañana (los tours organizados llegan por la tarde), lo que permite disfrutar una experiencia fascinante, que nos hace pensar que algo así debió haber sido el paraíso.

  • Ovahe.


La playa Ovahe es la segunda playa de Isla de Pascua, pero a diferencia de Anakena es mucho más pequeña y bastante menos frecuentada, por lo que es un paraíso que casi se puede tener para uno solo.
Se trata de una caleta pequeña con un mar color turquesa y arenas rosadas producto de la mezcla de la escoria roja volcánica y el coral blanco, rodeada por acantilados de color rojizo. Aquí, la luminosidad en sus aguas es todavía mayor que en Anakena, por lo que es incluso mejor para practicar snorkel.

                          Playa-Ovahe-Isla-de-Pascua

Para llegar a esta joya casi oculta, hay que seguir la carretera que va a Anakena. Más o menos un kilómetro antes de llegar, tomar el camino de tierra que se abre a la derecha y que indica Ovahe, y finalmente tomar el sendero que surge al pasar una colina prominente a la izquierda. Un muro de piedra indica la entrada a esta playa. Los tours organizados no contemplan la visita a este sitio.
Es conveniente ir por la mañana, ya que Ovahe está rodeada de acantilados y el sol sólo da hasta aproximadamente las dos de la tarde.

Cerros.

  • Puhi.

En este cerro se practica el deslizamiento en troncos de plátanos; éste era uno de los juegos predilectos de los jóvenes y niños de Rapa Nui, que lo practicaban en diversos cerros de la Isla. Es una mezcla de valor y destreza física, en la cual los competidores se lanzan por los faldeos de este cerro, de espaldas en dos troncos de plátanos unidos entre sí, y sin ninguna medida de protección. El cerro utilizado tiene una ladera de 120m, con una pendiente cercana a 45°, por lo cual los deportistas alcanzan velocidades de hasta 80 km/hrs y viene siendo uno de los deportes con más alto riesgo.


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Volcanes.

La Isla de Pascua surgió como producto de las variadas erupciones volcánicas ocurridas hace miles de años en esta parte del Océano. Fueron tres los principales volcanes que le dieron origen y moldearon su forma triangular.
Ahora todos los volcanes de Isla de Pascua, tanto los principales, como los secundarios, están dormidos y descubrir sus formas y sus cráteres, algunos con lagunas interiores, es una experiencia sorprendente e inolvidable.


  • El Terevaka. 

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Este cerro está en la lista no por la belleza del lugar o por los posibles Moais que verás, sino por su vista. El Maunga Terevaka es el punto más alto de Rapa Nui, lo que en la práctica significa que puedes ver casi toda la Isla desde su cima. El paisaje es realmente impactante y no lo puedes dejar de admirar. Para llegar arriba se debe caminar o subir a caballo, pero bien vale la pena.


  • Rano Kau.
El Rano Kau, ubicado en la parte suroeste de la Isla de Pascua, es el cráter volcánico más grande y la maravilla natural más asombrosa que puede verse durante el recorrido. Su espectacular erupción, hace aproximadamente dos millones y medio de años, fue una de las tres que dio origen a la isla.
Su cráter tiene más de un kilómetro de diámetro y forma un espectacular anfiteatro natural que, a unos 200 metros de profundidad, enmarca una gran laguna de agua dulce, la que en su día fue una de las principales fuentes de agua fresca para el pueblo Rapa Nui.

Kari Kari o "mordida" en el cráter Rano-Kau-Isla de Pascua
Hay dos formas de llegar a Rano Kau, en auto o a pie.


En auto, desde Hanga Roa hay que tomar la carretera hacia el aeropuerto y girar a la derecha. Se pasará por la única gasolinera de la isla y sólo hay que continuar todo el camino hacia arriba.
Caminando, hay que seguir el sendero que parte desde los jardines de la CONAF, pasando la cueva de Ana Kai Tangata. Toda la ruta está más o menos señalizada y de cualquier forma es difícil perderse, en caso de duda hay que ir siempre hacia arriba. La caminata hasta el mirador del cráter tarda aproximada mente una hora y durante el recorrido se tienen muy buenas vistas de Hanga Roa y la costa.
La hora más aconsejable para visitar el cráter de Rano Kau es por la mañana, hasta un poco después del mediodía, de ese modo el sol dará sobre la laguna.

  • Rano Raraku.
El volcán Rano Raraku, es uno de los principales hitos de la visita a la Isla de Pascua, y quizá el más sorprendente, por lo que vale la pena dedicarle tiempo y recorrerlo con calma.




Ubicado en la parte sureste de la isla, muy cerca de la costa, es más conocido como “la cantera” ya que fue aquí donde se esculpían los moais que luego eran conducidos a los ahus distribuidos por toda la isla.
 Rano-Raraku Isla de Pascua
El nombre antiguo de este sitio era Maunga Eo, que significa “cerro perfumado”, ya que habría existido una planta muy aromática cuyo olor impregnaba toda la zona.
A la entrada de Rano Raraku hay un puesto de guardaparques, donde se debe pagar la entrada al Parque Nacional o presentar el comprobante de haberlo hecho con anterioridad.

Museos.

  • Museo Antropológico Sebastián Englert.

El Museo fue creado en 1973 sobre la base de las piezas arqueológicas reunidas por Sebastián Englert durante los más de 30 años que vivió en la isla y que donó al Estado Chileno, para ser exhibidas, a su muerte en 1969.  Dicha colección fue incrementándose gracias a que en ese momento se inició en la isla una intensa labor científica de estudio y restauración, lo que permitió descubrir muchas más piezas de valor histórico.
La colección actual del Museo está formada por cerca de 15.000 objetos, la mayoría de los cuales son herramientas líticas como toki (azuela) y hoe (cuchillo), así como otros artefactos de hueso -agujas, adornos y mangai (anzuelo), coral y madera. No obstante, en la Sala de Exhibición Permanente (construida gracias a donativos japoneses) sólo se puede apreciar una pequeña muestra de dicha colección.

Museo Isla de Pascua Sebastian Englert

Horario de atención del Museo
Sábados, Domingos y festivos: 09:30 a 12:30
Lunes: cerrado
Cerrado los días 25 de diciembre, 1 de enero, Viernes Santo y 1 de mayo
Los días 17 de septiembre y 24 y 31 de diciembre abierto sólo por las mañanas.

Martes a Viernes: 09:30 a 17:30.

Cómo llegar

El museo está a sólo 300m de Tahai y se puede llegar sin problemas a pie, siguiendo el camino que bordea la costa y doblando a la derecha. Desde Hanga Roa, es un minuto adicional de viaje por la carretera pavimentada con salida hacia Tahai luego de doblar a la izquierda en la bifurcación.
Además existen muchas tours guiados que incluyen la visita al Museo en sus itinerarios.

Estructuras.

Las principales estructuras de Isla de Pascua como ya sabemos, son los moais, La tradición oral cuenta que el arte de esculpir estatuas de piedra ya era conocido por los primeros pobladores polinesios que llegaron tras la expedición, del rey Hotu Matu’a y los siete exploradores, que partió desde la tierra de Hiva.
Se han registrado unos 900 moai en la Isla de Pascua. De estos, unos cuatrocientos se encuentran en la cantera de Rano Raraku, 288 asociados a los ahu, y el resto dispersos en distintos puntos de la isla, probablemente abandonados en la ruta hacia algún ahu. Del total, más de ochocientos fueron tallados en la toba lapilli del Rano Raraku, 22 en traquita blanca, 18 en escoria roja y 10 en basalto.








jueves, 3 de noviembre de 2016

Flora y Fauna.

                                           Fauna

La fauna de Isla de Pascua, como consecuencia de su aislamiento extremo, es escasa y muy pobre desde el punto de vista de su diversidad, lo que la diferencia notablemente del resto de las islas polinesias.Entre la fauna terrestre se distinguen las siguientes especies entre mamíferos, aves marinas y reptiles.

Fauna-Isla-Pascua-Caballos-Ahu-Tahai

                                             Flora

La flora de Isla de Pascua no presenta una gran diversidad, a diferencia de otras islas de la Polinesia. La isla se encuentra cubierta en un 90% por pastizales, 5% por formaciones arbóreas o cultivos y el 5% restante por vegetación escasa.


Flor de Erythrina en el camino a Terevaka Flora-de-Isla-de-PascuaArbustos en flor frente a Ahu Tongariki Flora-de-Isla-de-Pascua
Sin embargo estudios botánicos y arqueológicos indican que la vegetación no siempre fue así. En los últimos cuarenta mil años existieron grandes variaciones en la abundancia y distribución de la flora. Entre ellas cabe destacar la existencia de bosques extensos en los alrededores de los grandes volcanes.  

Idioma.

La  población nativa actual de la Isla de Pascua es bilingüe, hablando con facilidad tanto español como Rapa Nui o pascuense, que es la lengua usada comúnmente por los isleños en su ámbito familiar y coloquial. El español es usado para interactuar con los habitantes de la isla provenientes de Chile continental y con los visitantes.
El Vananga Rapanui (el hablar de los Rapanui) es una lengua de raíz polinesia y es hablado exclusivamente por los Rapanui, con un total de unos 3.000 hablantes en todo el mundo, que viven mayormente en la Isla de Pascua. A pesar de esta raíz y de estar muy emparentada con el tahitiano y el marquesano, la lengua Rapa Nui es independiente y autóctona ya que, otra vez, el aislamiento de la isla, produjo características únicas en su idioma.El idioma Rapa Nui usa sólo diez consonantes y cinco vocales, lo que lo hace difícil de aprender porque muchas palabras se escriben y suenan demasiado parecidas. Por otro lado, la fonología del Rapa Nui se parece mucho al maorí neocelandés, lo que ha dado lugar a la especulación de que los primeros navegantes que colonizaron la Isla de Pascua  podrían ser los mismos que llegaron a Nueva Zelanda.
Actualmente, la que se conoce como la lengua Rapa Nui moderna, está muy influenciada por el tahitiano. Además  ha sufrido grandes transformaciones por el contacto foráneo, generándose préstamos lingüísticos del inglés, francés y español, sumado a la incorporación de palabras que identifican invenciones recientes como avión o automóvil, que se han introducido directamente en el lenguaje.
Afortunadamente para el idioma, durante las últimas décadas el pueblo Rapanui ha vivido un proceso de reafirmación étnica que los ha llevado a valorarse como pueblo originario. Esta autovaloración ha generado una reivindicación cultural que refuerza, entre otras cosas, la asociación del lenguaje a su propia identidad. 
Algunas palabras y frases útiles:
Iorana -> Hola / Buen día / Adios
Pehe koe? ->  ¿Cómo estás?
Riva riva -> Muy bien
Ana hanga koe ->  Por favor
Mauru-ur -> Gracias
To’oku ingoa ko…  -> Me llamo…
To’oku henua ko…  ->  Soy de…
Éé ->  Sí
Ina -> No

Trajes Tipicos.

La vestimenta rapa nui cotidiana es una mezcla de la vestimenta occidental con adaptaciones polinésicas tales como colores fuertes, diseños de la iconografía local y flores en las vestimentas de mujeres y hombres. Asimismo se utilizan múltiples accesorios de conchitas, flores, plumas, cortezas y elementos de la naturaleza local y de otras islas de la Polinesia.



El vestuario de Isla de Pascua en rituales de danza y canto, es el Huru-Huru. Lo caracteriza los amarres de plumas en las faldas, sostenes y tocados de las mujeres, las fibras del tronco del plátano en trajes de baile (Kakaka), la corteza de Mahute en capas y taparrabos como por ejemplo el Hami Hiku Kioe prenda que va al interior y Hami Kura Kura que lo cubre. En la representación de danzas antiguas se utiliza el Kakenga y su variante guerrera el Hoko. Finalmente es habitual el uso de conchitas y semillas, plumas de diferentes tipos y colores, dientes y huesos o partes disecadas de animales, piedras con diseños como el Mata o vidrio volcánico, tallas de madera como el tradicional y sagrado Rei Miro, pectoral con forma de media luna y así varios otros objetos que se mezclan y diseñan según la habilidades del artista.

 El color blanco es considerado sagrado desde tiempos antiguos, ya que las hechiceras lo ostentaban pintándose el cuerpo con tierra de color blanco, aunque no se puede descartar un sincretismo en su utilización identificándolo como un elemento de pureza dentro de la religión católica. Por lo tanto en ceremonias importantes de carácter social, como casamientos o entierros, está muy presente, sobre todo en las mujeres. Para el caso de los hombres, si se es invitado a una ceremonia política, religiosa o social, es adecuado contar con un pantalón blanco y una camisa con diseños polinésicos que se puede manufacturar o adquirir en el mercado local.
Otro componente fundamental de la indumentaria del rapanui son los tatuajes y la pintura corporal que se usan desde los orígenes de la cultura y complementan los adornos de la vestimenta. Pueden informar sobre sucesos de la vida del propio tatuado y normalmente y según la tecnica Tatau (tatuaje permanente) o Takona (temporal). Los temporales se crean utilizando pigmentos naturales como tierra de color y se complementa los motivos y los colores de la vestimenta y de los otros accesorios, según la ocasión o el rol social que les corresponda representar. Es así que con solo la pintura corporal uno puede conocer si se trata de una mujer viuda o casada, ya que los colores y lugares donde se hacen los motivos, lo indican.

jueves, 27 de octubre de 2016

Mitos Y Leyendas.




El hecho de que la historia y la cultura Rapa Nui no haya podido desentrañarse de forma total, ha ocasionado que cobren mucha relevancia los mitos y leyendas de Isla de Pascua, transmitidos de forma oral por los nativos y recopilados por antiguos visitantes. Pero estos mitos, que pretenden explicar hechos acaecidos en el pasado, muchas veces están decorados o por la imaginación de quien los transmite o por la de quien los escucha, por lo que la reconstrucción histórica hecha en base a ellos deambula entre la realidad y la fantasía.

Hotu Matu'a y los siete exploradores.

Cuenta la leyenda que el Ariki (rey) Hotu Matu’a habitaba en un bello continente llamado Hiva. Un noche recibió en sueños el mensaje de que su tierra se hundiría por lo que debía buscar un lugar al que llevara a su pueblo. Por consejo de un sabio vidente, Hotu Matu’a envió a siete exploradores en dirección al sol naciente, a buscar una tierra propicia para vivir y sembrar ñame (base de su alimentación).Después de varios días de navegación, los siete exploradores llegaron a una isla pequeña y deshabitada pero que les pareció lo suficientemente fértil para vivir.
 Se dice que además del ñame, los exploradores llevaron consigo un moai y un collar de madreperlas, y que esto fue abandonado cuando volvieron a su tierra Hiva, dejando sólo a uno de los exploradores en la isla.
Tiempo después Hotu Matu’a llegó a la isla en dos grandes embarcaciones acompañado de su séquito formado por su mujer, su hermana y otras 100 personas. Desde entonces la isla tomó el nombre de Te pito o te henua, que significa “ombligo del mundo”.
Esta leyenda ha dado origen a que algunos investigadores concluyan que cuando Hotu Matu’a llegó a la Isla de Pascua, ésta ya estaba habitada y que encontró además del ñame, varios moais en pie. Algunos creen que los siete exploradores representan las siete generaciones o tribus que habitaron el lugar, de las que sólo una sobrevivió y se mezcló con la gente de Hotu Matu’a.
Estos siete exploradores estarían representados por los siete moais que se encuentran en el Ahu Akivi.


Orejas largas  y orejas cortas.


Un mito Rapa Nui cuenta que posterior a la llegada de los polinesios, arribó a la isla otra inmigración de origen desconocido ya que las características raciales de estos nuevos pobladores eran diferentes a las de los considerados nativos.  Los recién llegados eran más corpulentos y robustos y se les conocía como los rasgos Hanau E’epe o “raza ancha”, en contraste con los Hanau Momoko o “raza delgada.
Algunas versiones señalan que los Hanau E’epe tenían muy desarrollados los lóbulos de las orejas y por ello los relacionan con los incas, a diferencia de los Hanau Momoko que no presentaban esta característica, por su procedencia polinesia.
No obstante otros investigadores señalan que la diferencia entre los dos grupos se basaba fundamentalmente en la contextura física y que por esto, los Hanau E’epe constituían la clase trabajadora mientras que los Hanau Momoco, más delgados, eran la tribu o clase dominante. Para ellos el estiramiento del lóbulo auricular (tan característico de los moai) no era otra cosa que una práctica común en muchas culturas del mundo y lo que ocurrió fue que en algún momento de la historia, la palabra E’epe se mezcló con la palabra Rapanui ‘Epe, que significa lóbulo auricular, dando origen a la leyenda de los “orejas largas” y los “orejas cortas”.

Make-Make, el dios creador.

Según la leyenda, Make-Make, después de haber creado la tierra se sintió solo y pensó que algo le faltaba. Tomó entre sus manos una calabaza con agua y descubrió su reflejo en ella, en ese momento un pájaro se posó en su hombro y Make-Make vio con asombro su reflejo fundido con el del pájaro, por lo que decidió unirlos dando origen a su hijo primogénito.
Pero Make-Make no estaba satisfecho y quiso crear a un ser igual a él, que pudiera pensar y hablar. Primero lo intentó fecundando unas piedras pero fue inútil. Luego fecundó el agua y el mar se llenó de peces. Finalmente fecundó la tierra de arcilla roja y de ella creó al hombre. Pero el hombre estaba solo así que lo hizo dormir y de su costilla creó a la mujer.
Fue Make-Make, junto con el dios Haua, quién llevó a los pájaros (manutaras)  a los islotes (motus) frente al volcán Rano Kau, para que de esta forma se diera inicio al culto del Tangata Manu u “hombre pájaro”.

Moai Kava-Kava, el espíritu con costillas.


Cuenta la leyenda que cierto día, el ariki Tu’u Koihu, hijo mayor de Hotu Matu’a, estaba caminando a la media noche por Puna Pau cuando se encontró con dos espíritus, o aku aku, dormidos frente a él. Al verlos con atención se percató de que sus cuerpos eran esqueléticos, y decidió marcharse y dejarlos. Sin embargo al intentar escapar corriendo  los despertó,  así que los aku aku lo siguieron por temor a que dijera a alguien lo que había visto.
Tu’u Koihu negó haber visto algo pero los espíritus no le creyeron y se quedaron vigilándolo por dos días y dos noches. Al ver que no decía nada, se marcharon. Una vez libre de los espíritus, el ariki regresó a Tore Ta’hana, entró en una choza, y en un trozo de madera de toromiro talló a las dos figuras descarnadas de los aku aku que había visto y que guardaba en su memoria. Este fue el medio de comunicación que encontró el ariki para contar lo que había visto.
Este fue, según la tradición, el origen de los Moais Kava Kava (“estatuas con costillas”) que los isleños acostumbraban tallar y colgar en la puerta de sus casas, del lado de adentro, para espantar a los malos espíritus.

Mangai, el anzuelo rapanui.

Existe una antigua leyenda que atribuye a un hombre llamado Ure Avai, la primera fabricación del mangai ivi tangata, anzuelo hecho de hueso humano.
Ure Avai era un joven pescador que vivía en Hanga Piko. A pesar de descender de una antigua familia de pescadores, no estaba contento con los resultados de su pesca. El, como el resto de pescadores de la isla, utilizaba anzuelos hechos de piedra, mangai maea, pero no dadan el resultado esperado en la captura de atunes, ya que la mayoría de los peces se escapaban cuando trataba de subirlos al bote desde las aguas profundas.
Una tarde, tras regresar triste a su casa después de una jornada poco fructífera, decidió rezar a Mea Kahi, el dios de la pesca, para pedirle ayuda en su faena. Por la noche, mientras dormía, tuvo un sueño. Se le apareció el espíritu de un ancestro (tupuna) llamado Tirakoka y le indicó por qué no tenía éxito en la pesca. Entonces le ordenó ir a la cueva dónde estaban enterrados los restos de su padre, y coger un trozo de fémur para construir un anzuelo.
Al día siguiente, confundido aún con la visión, decidió encaminarse a la cueva dónde estaba enterrado su padre. Tomó un trozo de hueso del muslo, y comenzó a tallar un anzuelo según las indicaciones que le había dado el espirítu. Cuando lo tuvo listo, se embarcó en su canoa y se dirigió mar adentro, lejos de sus compañeros, para probar su nueva herramienta. Una vez lanzado el mangai, empezó a atrapar peces con suma facilidad, regresando a puerto con grandes cantidades de pescado.
El constante éxito en la pesca, despertó primero el asombro y luego la envidia del resto de pescadores, que no entendían como conseguía Ure Avai, tal cantidad de peces. Le preguntaron por su secreto, pero éste no quiso revelarlo, lo que originó una enemistad con sus compañeros de faena. Entonces un día, los otros pescadores, desesperados por conocer sus artes ocultas siguen a Ure hasta su caladero favorito y se enfrentan con él. Ure tratando de mantener su secreto pierde la vida en la pelea, con lo que consiguen buscar en su barco y encontrar su nuevo anzuelo de hueso.
Cuentan que desde entonces, los pescadores de Rapa Nui utilizaron el mangai ivi tangata para obtener una pesca abundante, no faltando ya más alimento que llevar a sus familias y que el espíritu maligno de Ure Avai sigue vagando por la isla.

jueves, 20 de octubre de 2016

Historia; Los Moais y creencias religiosas.

Como en toda la Polinesia, en la Isla de Pascua, el culto a los antepasados rigió gran parte de la vida espiritual de sus habitantes. Los Rapanui creían que el “mana” (energía espiritual) de las personas importantes continuaba existiendo después de su muerte, y tenía la capacidad para influir en los acontecimientos mucho tiempo después de su fallecimiento, creencia que se hizo tangible en la elaboración de los moais.

Esta es la conocida como etapa clásica, cuando la cultura Rapa Nui alcanzó su máximo esplendor erigiendo enormes altares ceremoniales o Ahu en los cuales se levantaron las enormes esculturas talladas en piedra volcánica, que son el símbolo más característico de la Isla de Pascua. El período de los moais se extendió aproximadamente entre el año 800 d.C. y 1860, cuando el conflicto entre los distintos linajes cambió la historia de la Isla.
Al momento de morir el jefe de una tribu o alguno de sus miembros más importantes, se mandaba esculpir una estatua en la cantera de Rano Raraku, misma que luego sería trasladada hasta la aldea correspondiente, para que proyecte sobre sus descendientes su “mana” o poder sobrenatural, a través de su mirada. Los moais siempre se colocaron mirando hacia su aldea y sus descendientes, no hacia el mar, ya que su objetivo no era protegerlos de amenazas externas sino extender sobre ellos un manto protector.
En la medida que los Rapanui adquirieron más habilidad esculpiendo y transportando los moais, éstos fueron haciéndose más grandes y más estilizados, a diferencia de los primeros que eran más pequeños y toscos; de este modo, el tamaño y la delicadeza de los detalles en la escultura sirven para establecer su antigüedad. De hecho, los moais más grandes que fueron esculpidos en este período, se encuentran todavía inconclusos en la cantera de Rano Raraku. Se calcula que las estatuas más grandes exigieron el trabajo de entre 10 y 20 hombres durante todo un año.
Se cree que entre los siglos XV y XVIII la Isla de Pascua sufrió una crisis de sobrepoblación que originó escasez de recursos y provocó conflictos entre las 12 tribus que la habitaban. La obsesión por construir moais cada vez más grandes fue una de las principales causas de deforestación y falta de alimentos. Estos problemas generaron el decaimiento en la creencia del poder de los moai y por tanto su elaboración no sólo fue abandonada sino que llegaron incluso a derribarlos de sus ahus.

Historia; Los primeros pobladores.

La teoría de población más aceptada y avalada, a su vez, por la tradición oral, cuenta que el rey Hotu Matu'a llegó a la Isla de Pascua proveniente de la mítica isla Hiva, posiblemente en las Islas Marquesas, en algún momento entre los siglos VI y VIII d.C. Se cree que cuando Hotu Matu’a y sus hombres (alrededor de unos 100) desembarcaron en la playa de Anakena, llevando consigo lo necesario para formar una nueva civilización, y encontraron una isla cubierta de palmeras y plantas comestibles, donde también abundaban las aves marinas y los peces.


La tradición cuenta que el Ariki (rey) Hotu Matu’a estableció cuál sería la organización social y religiosa de la nueva comunidad, dictando nomas para la construcción de viviendas y monumentos. Aquellos primeros años se habrían dedicado a explotar todo lo que les ofrecía la isla, cultivar especies que ellos mismos habían llevado y a incrementar la población de animales y de seres humanos.